21 de septiembre de 2017
21 de septiembre de 2017
Un trabajo realizado por expertos de la Universidad de Drexel (Estados Unidos) concluye que, tras realizar estudios en varias ciudades de Norteamérica y Europa, el agua turbia, aunque sea potable, aumenta los casos de enfermedad gastrointestinal.
El trabajo analizó 14 estudios de diferentes ciudades de Norteamerica y Europa que evaluaban por un lado los diferentes riesgos de contaminación en las fuentes de agua, principalmente de ríos, antes de que entraran en la distribución y fueran consumidas por los ciudadanos, y por otro, los casos de enfermedad gastrointestinal, comprobando que cuanto más turbia estaba el agua, más personas estaban afectadas por esta patología.
De los estudios analizados, en 10 de ellos, se encontraron vínculos entre la turbidez del agua y la incidencia de enfermedades gastrointestinales agudas. Los resultados sugieren que las exposiciones a través del agua potable provocaron un cantidad detectable de casos de enfermedad gastrointestinal aunque en cantidad baja.
Las enfermedades gastrointestinales presentan síntomas como diarrea y vómitos, y los patógenos asociados al agua que lo producen son los novovirus, Cryptosporidium o Giardia. Estas enfermedades tienen incidencias altas entre la población.
Aunque el estudio no establece la relación casual, no hay alternativa clara que explique los patrones de asociación por lo que se destaca la necesidad de aumentar las investigaciones, para conocer con mayor exactitud los motivos por los que el agua turbia provoca esta patología.
Los próximos estudios e investigaciones se centrarán en el modo en que la turbidez del agua lleva a producir la enfermedad, y también en el modo en que la desinfección del agua afecta al riesgo de enfermedad.
¿Qué provoca la turbidez del agua potable?
La turbidez es la dificultad del agua para trasmitir la luz debido a materiales insolubles en suspensión, coloidales o muy finos, que se presentan principalmente en aguas superficiales.
La turbidez del agua está provocada por partículas no disueltas, o también podrían ser una evidencia de vertidos que contienen gérmenes dañinos además de sedimentos.
Se cree que las partículas no disueltas en el agua podrían aportar protección a los patógenos frente a los tratamientos de desinfección.
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